El dolor de la ficción


En estos tiempos de combate contra un enemigo invisible, siguen ocultos aquellos enemigos visibles que ejecutan, a diestra y siniestra, una violencia de género que cada día nos duele más.

Nos duele porque cada victima es parte de nuestra sociedad, es conocida de alguien, es amiga de alguien, es vecina de un vecino, es conocida de la facultad, trabajo, colectivo, es familia. Es alguien que merece vivir sus días y concluirlos de otra manera, no en manos de un ejecutante con disfraz de San Valentín bajo conceptos absolutistas y terminales.

La literatura supo reflejar en sus escritos a través de diferentes autores, historias sobre femicidios que luego fueron tomando su lugar en aquella biblioteca de los clásicos de la lengua hispana.

“La Intrusa” de Jorge Luis Borges, nos pone en el lugar de dos hermanos enamorados de la misma mujer. La narración no supera las tres páginas y tampoco incluye la voz, la opinión o el sentir de esta señorita deseada por dos hermanos. ¿Cuáles serían sus deseos? ¿Cuál sería su opinión ante estos dos corazones en pugna por su amor? ¿Qué sintió cuando advirtió que estos dos hermanos gustaban de ella? Para la narración nada importó y su final fue nada más y nada menos que algo parecido a lo que podemos leer en estos días:

-A trabajar, hermano. Después nos ayudarán los caranchos. Hoy la maté. Que se quede aquí con su pilchas, ya no hará más perjuicios.
Se abrazaron, casi llorando. Ahora los ataba otro círculo: la mujer tristemente sacrificada y la obligación de olvidarla.
” 

Olvidada en un campo por una respuesta que jamás pudo responder.





































Siguiendo con los narradores argentinos podemos citar “El Túnel” de Ernesto Sábato. Un narrador homicida que nos trata de explicar las cosas pasaron por su mente para justificar la presentación del libro:

“Bastará decir que soy Juan Pablo Castel, el pintor que mató a María Iribarne; supongo que el proceso está en el recuerdo de todos y que no se necesitan mayores explicaciones sobre mi persona.”
¿Qué hubiera pensado María Iribarne si hubiera podido hablar o escapar de un obsesivo como Juan Pablo Castel? ¿Qué clase de explicación puede justificar tomar la vida de otra persona? ¿Sirven las razones expuestas para comprender semejante atrocidad?




En el último texto que citaremos, un halo de esperanza recorre el aire junto a Nora de “La Casa de Muñecas” de Henrik Ibsen. Esa esperanza se une a que ella logra escapar de la prisión patriarcal en la que estaba envuelta:

HELMER.
¡Todo ha terminado! Nora, ¿no pensarás en mí nunca más?
NORA.
Seguramente, pensaré a menudo en ti, en los niños, en la casa.
HELMER.
¿Puedo escribirte, Nora?
NORA.
¡No, jamás! Te lo prohíbo.
HELMER.
O por lo menos, enviarte...
NORA.
Nada, nada.
HELMER.
...ayudarte, en caso de que lo necesites.
NORA.
He dicho que no, pues no aceptaría nada de un extraño.
HELMER.
Nora... ¿no seré ya más que un extraño para ti?
NORA. (Recogiendo su maletín.)
¡Ah, Torvaldo! Tendría que realizarse el mayor de los milagros.
HELMER. Dime cuál.
NORA.
Tendríamos que transformarnos los dos hasta el extremo de... ¡Ay, Torvaldo! ¡No creo ya en los milagros!
HELMER.
Pero yo sí quiero creer en ellos. Di: ¿transformarnos hasta el extremo de...?
NORA.
...hasta el extremo de que nuestra unión llegara a convertirse en un verdadero matrimonio. Adiós.
















…..Hasta el extremo de que nuestra unión llegara a convertirse en un verdadero matrimonio. La ilusión de una vida que suele ser más dura de lo se nos advierte.

¿Qué hubiera sido de estas vidas sin sus interrupciones? ¿Qué hubiera querido hacer La Intrusa de su vida? ¿Qué adornos hubiera compartido María Iribarne con el mundo? 
Las historias mencionadas narran  aquel sonido en el viento que nos habla sobre lo que no debe volver a suceder bajo ninguna justificación. ¿Cuántas víctimas deben completar la cantidad de números necesarios para alejar antiguos paradigmas y formas de vivir? ¿Cuánto más debe pisar cada marcha de justicia por vidas que no debieron terminar así? ¿Cuántas personas más deben clausurar una forma de pensar que jamás estuvo bien? 
Cuando suceda eso la literatura que se escriba reflejará una ficción que suena más dulce que esta realidad que se parece cada día más a la ficción que creímos que nunca podría pasar.




MBEP



Comentarios